¿Qué tienen que ver un perro y una galleta? Pues que ambos elementos definen las dos pasiones de Carlos Moreno Fontaneda, dueño del Bar Galleta de Malasaña y de este recién inaugurado El Perro y La Galleta, en la esquina de Claudio Coello con la calle Alcalá. Este joven empresario, descendiente de los fundadores de la mítica marca de galletas Fontaneda, ha puesto en marcha en zona noble un proyecto que tiene mucho de hermano mayor del local de Malasaña. Si estáis pensando en si la referencia perruna es solo postureo, os equivocáis: los canes pueden entrar al local.
La decoración es realmente lo primero que entra por los ojos cuando entramos. Mesas de madera, sillas (cada una de su padre y de su madre) para llevártelas a casa, radios antiguas, baldosa hidráulica en el suelo… una conjunción de elementos decorativos que lo convierten en un lugar que, ya desde la primera impresión, enamora. Aunque apenas lleva abierto un par de semanas, un lunes por la noche ya lucía un aspecto estupendo, de local de moda que está triunfando desde el primer momento. Y razones hay para ello. Vamos a ver.
Lo primero que llama la atención es que la carta, casi recién inaugurada, ya ha sufrido alguna variación. Y eso se agradece. Porque algo que ocurre en El Perro y La Galleta (y que se nota), es que el objetivo es mejorar, pulir detalles, cambiar cosas que no funcionen al cien por cien. La vocación del servicio, el propio Carlos incluido, es la de que todo salga a pedir de boca. Eso se nota cuando pides un rosado de la carta y te conducen hacia un tinto, hacia una opción más atinada. Son detalles que se agradecen.
La carta es la misma que se podría encontrar en otros locales de moda de Madrid. Es decir, no faltan tartares, tiraditos, croquetas o hamburguesas. Pero la verdad es que se han esforzado por lograr que cada plato funcione a la perfección. Tienen una lista de propuestas en plan greatest hits, pero todos están ejecutados con mimo. Se nota, por ejemplo, en la ensaladilla rusa con carpaccio de gambón y bacalao. Buenísima, juega con la textura de manzana recién cortada por encima para dar un toque diferente.
El tiradito de pez mantequilla es otro acierto brutal. De tamaño generosísimo, el ají amarillo pica lo justo para convertirlo en un plato del que siempre se quiere más. El corte del pescado es impecable, lo que no suele ser habitual fuera de los circuitos de peruanos o de restaurantes de alta cocina. Un plato imprescindible dentro de la oferta del local.
También está muy bien el timbal de chipirones con arroz negro. Podría uno pensar que el arroz está ‘de adorno’, algo que sucede muchas veces en los restaurantes que brillan a gran altura por su decoración, pero nada de eso. Vuelve a sorprendernos el punto, perfecto, del arroz. Los chipirones también rayan a buen nivel. La ración, como ocurrió con las anteriores, vuelve a ser abundante, lo que hace de este plato una opción ideal para compartir.
El tataki de atún rojo escabechado sobre verduras en juliana está en la misma línea. Si en otros lugares de ticket similar, el pescado suele ser solo pasable, aquí los trozos revelan que el producto es bueno. El escabechado es muy fino, lo que lo convierte en un plato delicioso.
Irse de El Perro y La Galleta sin atacar la carta de postres es un pecado mortal. Recomiendan enfervorecidamente la tarta de tres chocolates y helado de galleta. Y con razón. Si eres un amantes del chocolate, es un disfrute total. Densa y sabrosa, vuelve a ser de tamaño XL, con lo que volvemos a optar por compartirla. Sin duda, un colofón perfecto para un restaurante llamado a arrasar en Madrid si mantienen esta calidad y este precio medio.
El Perro y La Galleta. Claudio Coello, 1. Teléfono 606 82 24 21. De lunes a miércoles, de 8.30 a 00.30. Jueves, de 8.30 a 01.00. Viernes, de 8.30 a 01.30. Sábados, de 10.00 a 01.30. Domingos, de 10.00 a 00.30. www.elperroylagalleta.com. Precio medio: 30-35 euros.
Banda sonora. Fun Lovin’ Criminals – Scooby Snacks