Me senté en una mesa de Can Xurrades junto a un enorme ñu que decoraba la pared y apareció Rafa Martínez con un plato en el que lucían dos cortes de carne hermosos como ellos solos. Y me soltó: “Vas a llorar. Cuando pruebes estas carnes, vas a llorar”. Y tuve que poner cara de póquer, o de ñu, porque aquella frase me sonó a vacilada, así que esperé a que sirviera el plato y comprobara por mí mismo si Rafa es un chulo y va sobrado o no. Pues no, no es un chulo ni va sobrado, pero podría. O debería, porque probé la carne y sí, dos lagrimones recorrieron mis mejillas hasta caer en aquellos filetes hermosos, memorables.
Me dijo “vas a llorar” y me explicó por qué iba a emocionarme. Porque esos cortes de carne tienen 12 años y se han madurado durante 60 días, porque son de la raza prehistórica Bos Taurus Ibericus, que ha sido recuperada y cuyos ejemplares de buey pueden pesar dos toneladas (para que os hagáis una idea, son casi tres veces más grandes que un toro de lidia). Si estás en Catalunya, solo se puede disfrutar en Can Xurrades.
Me dijo “vas a llorar” y sacó una tablet y me enseñaba el vídeo con aquellas bestias tan poco vistas porque hay muy pocas y solo están en León. El caviar de las carnes, le llaman. Y me dijo tantas cosas sobre cómo tratar la carne, esa y cualquier otra (él solo trabaja carnes españolas, de Girona, de Galicia, de Ávila…), que valdría para otro post. Preguntadle y dejáos aleccionar por él. Sabe mogollón y es una delicia escucharlo.
Me dijo “vas a llorar”, y lloré. Qué sabor, qué textura, qué disfrute. Hasta la grasa estaba buena. Porque es buena. Y sana, porque es insaturada. Tened en cuenta que este bicho tiene el 49% de ácido oleico, omega 3 y 6, come bellota… Valió la pena esperar a que los trozos de buey que me zampé llegarna a los 8 y 12 años para hincarle el diente.
Lloré con la presa de ocho años y, sobre todo, con el lomo alto del Bos Taurus Ibericus, de 12. Venían servidos en una piedra caliente a 300 grados por una brasa de romero y encina que impregnaba el ambiente de la sala. Ahí pude hacerme la carne a mi gusto.
Antes de alcanzar el éxtasis con la carne en Can Xurrades, disfruté con otros platos, porque Rafa Martínez es buen cocinero: los chips de boniato (vicio, vicio y solo vicio), la crema de castañas y setas (con los minúsculos y divertidos trozos de castaña en una crema con la densidad justa), las croquetas de chipirones (de un negro tan profundo como su sabor, de un sabor tan potente que parecía solo chipirón), el sinfónico trinxat de butifarra con cebolla caramelizada, cecina , virutas de foie y cerveza (una de las tapas ganadoras del concurso de la ruta De tapas por Barcelona del 2010 organizado por Estrella Damm, que sirve a todos los clientes), el tuétano (ahí se le fue la mano con la sal, lo que me impidió disfrutar de esa gelatina de sabor indefinible) y las alcachofas salteadas con jamón ibérico y foie (con aceite del mismo foie).
Can Xurrades
Calle Casanova, 212 (Barcelona).
Teléfono: 93 217 30 97.
Horarios: de lunes a sábados, de 13.00 a 16.30 y de 20.00 a 00.00 horas; domingos, de 13.00 a 16.30 horas.
Precio medio: 45 euros (hay menú de mediodía en día laborables por 19 euros sin bebidas).